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Columnas del día

Columnas del día lunes 9 de noviembre 2020 y otros artículos destacados.

BAJO RESERVA (EL UNIVERSAL)

** La fifí del gabinete

Nos comentan que hay una secretaria del más alto nivel que de plano mandó a volar la política de austeridad del presidente Andrés Manuel López Obrador porque, claro, antes de atender una inundación siempre hay que viajar cómoda. Nos detallan que ayer domingo en el vuelo comercial de las 16:00 horas de Villahermosa, Tabasco, a la Ciudad de México coincidieron Rocío Nahle, secretaria de Energía (Sener); Javier May, secretario de Bienestar, y Octavio Romero Oropeza, director general de Pemex; sin embargo, no todos viajaron de la misma manera. Doña Nahle tomó su asiento nada más y nada menos que en primera clase -desobedeciendo el ejemplo de austeridad republicana del Ejecutivo federal- mientas que sus dos compañeros de gabinete se quedaron atrás, en la clase económica. Incluso dentro del gabinete, hay niveles.

** Mexicana rumbo a la ONU

El embajador de México ante la ONU, Juan Ramón de la Fuente, ha estado muy atareado promoviendo la candidatura de Leticia Bonifaz como experta del Comité para la eliminación de la discriminación contra la mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas, cuyas integrantes se elegirán en Nueva York hoy. Esta alianza puma hará que en breve la ex Consejera Jurídica de la Ciudad de México con Marcelo Ebrard ocupe uno de los 11 espacios que quedarán vacantes en enero de 2021. La última vez que una mexicana formó parte del Comité fue la embajadora Aída González en el 2004.

** José Luis Vargas, con Covid, pero cumplirá ante la Corte

Nos dicen que el presidente de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), magistrado José Luis Vargas Valdez, dio positivo a la prueba de Covid-19. Nos aseguran que esto no impedirá que hoy presente de manera virtual -y desde su casa- el informe anual de labores del Tribunal, ante los plenos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), del Consejo de la Judicatura Federal y del propio Tribunal Electoral. Entre los datos que el magistrado presentará en el informe están la realización de las sesiones por videoconferencia para no frenar el trabajo ante la pandemia, y el Juicio en Línea, que permitirá afrontar los comicios más grandes de la historia de México hasta el momento y cuyo proceso ya inició el pasado 7 de septiembre.

** Paran en seco a suspirante en BC

Cuando el 16 de octubre Arturo González Cruz pidió licencia como alcalde de Tijuana para buscar la candidatura de Morena a la gubernatura de Baja California, de inmediato se prendieron las alarmas. Nos dicen que los señalamientos en su contra por supuestos actos de corrupción y las sospechas de ligas con el crimen organizado tras el asesinato del periodista Mariano Soto, hicieron que en los más altos niveles del gobierno federal, como del partido, se vetara su aspiración. Nos dicen que hubiera sido muy costoso para el morenismo postular a un candidato con ese tipo de estigmas, al grado de que pondría en riesgo una elección en la que Morena lleva amplia ventaja. Por algo será que pocos días después de pedir licencia, González regresó a su cargo, esta vez sin el bombo y platillo con el que se lanzó por la candidatura.

TEMPLO MAYOR (REFORMA)

** Más allá de la torpeza diplomática que significa no reconocer el triunfo de Joe Biden, lo que realmente debería preocupar al presidente Andrés Manuel López Obrador es la completa disparidad que habrá en las agendas de ambos países a partir del 20 de enero.

Nomás para darse una idea de qué tan alejadas están las posturas de ambos, el norteamericano llegará a la Casa Blanca con una lista de cuatro prioridades: Covid-19, recuperación económica, equidad racial y cambio climático. En contraste, para el presidente mexicano la economía ya salió del hoyo, en la pandemia vamos muy bien y las energías renovables ¡son un sofisma!

Y es quizá en el tema ambiental en donde empezará a haber fricciones bilaterales. Mientras Donald Trump y AMLO coincidían en idolatrar las energías contaminantes (como el carbón y el combustóleo), Biden trae un agresivo y detallado plan para impulsar las energías limpias. Y no es mero discurso, sino inversiones en infraestructura, metas a 15 y 30 años e, inclusive, estímulos para crear empleos en ese sector.

Ya se verá si el entendimiento con Trump era un asunto de diplomacia… ¡o de similitudes!

** Por cierto que a más de uno sorprendió que el mandatario mexicano le escamoteara el reconocimiento -o ya de menos una felicitacióna Joe Biden, argumentando un tema de prudencia.

Sobre todo porque no tuvo esa misma prudencia cuando felicitó en su momento al argentino Alberto Fernández y a los bolivianos Evo Morales y Luis Arce, en sus respectivos triunfos. ¿Será que la Doctrina Estrada no es válida para los amigos? Es pregunta que no aplica restricciones.

** Sin muchas expectativas inicia esta semana en San Lázaro la discusión -es un decir- del Presupuesto de Egresos 2021. El desánimo surge porque, de plano, la mayoría morenista ya dejó en claro que no tiene interés ni necesidad de escuchar a quienes reclaman recursos.

Tan es así que en la Cámara de Diputados se instaló una «ventanilla única», que en realidad es una carpa ubicada en el helipuerto y a la que sólo se podrá ingresar con permiso. Y esa autorización se la han negado a la mayoría de los grupos sociales que se han acercado al Palacio Legislativo para intentar ser escuchados.

Para colmo el proyecto económico tiene estrechos márgenes de maniobra debido a la estrechez del propio gobierno federal, pues en la crisis económica y los proyectos faraónicos de la 4T, prácticamente no quedan recursos para repartir.

La cobija no alcanza para los damnificados de las inundaciones, pero el elefante blanco de Dos Bocas sin duda dormirá calientito.

TRASCENDIÓ (MILENIO)

** Que todo apunta a que Rudolph Giuliani, el fiscal que llevó a la cárcel a las cinco familias de la Cosa Nostra en Nueva York y que trabaja de abogado de Donald Trump, interpondrá hoy la primera demanda para dar forma jurídica a los alegatos del republicano de que se fraguó un fraude electoral en su contra. Se espera que el dos veces alcalde opte por desafiar primero la decisión de los funcionarios de casilla en Pensilvania, el estado que dio la victoria a Joe Biden, y luego replique la estrategia en otros estados clave hasta conformar un alegato nacional que se enfile luego hacia la Corte. Sin embargo, el argumento sigue siendo débil, pues hasta ahora no hay una sola prueba de tal fraude.

** Que en un cajón de su oficina en el Tribunal Electoral descansa el informe que el magistrado Felipe Fuentes Barrera entregaría al presidente de la Corte, Arturo Zaldívar, pero el exceso de confianza para quedarse cuatro años más en el cargo lo llevó a perder la carrera ante José Luis Vargas, quien hoy a las 11:30 horas entregará una copia de ese documento al representante del máximo tribunal. El funcionario elegido la semana pasada llega cuestionado por su amplio patrimonio, por lo que incluso el senador Ricardo Monreal pidió que intervenga la Unidad de Inteligencia Financiera para que se despejen dudas.

** Que este martes vence el plazo para registrar los convenios de coalición entre Morena, PT y Verde en Guerrero y San Luis Potosí, lo que se da por descontado, pues los dirigentes de los tres partidos ya alistan un mensaje de unidad de cara al proceso electoral de 2021. En la primera entidad se habla de una ventaja morenista en las encuestas y las posibilidades se amplían si la candidata de la alianza es una mujer.

FRENTES POLÍTICOS (EXCÉLSIOR)

1.  Ring en el Congreso. Protagonistas de la negociación del Presupuesto 2021, en la Cámara de Diputados confían en que habrá modificaciones que respondan al reclamo de los gobernadores de la Alianza Federalista. Mientras la oposición alerta riesgos para las entidades por la caída de 9% que presenta la propuesta gubernamental, con 115 mil millones de pesos menos con respecto a este año, los representantes de Morena reclaman que los mandatarios deben ser sensibles a la situación del país. Mañana martes iniciará la aprobación del dictamen en la Comisión de Presupuesto de San Lázaro. “Considero viables modificaciones a Aportaciones Federales”, adelantó el diputado Ignacio Benjamín Campos Equihua, secretario de Morena en la Comisión de Presupuesto. Comienza la pelea. Que sean los legisladores quienes pongan calma a las exigencias aliancistas. ¡Pero ya! Y a otra cosa…

2.   Voto desde ultratumba. El INE notificó al Senado que la consulta impulsada por Yeidckol Polevnsky, consejera nacional de Morena, obtuvo 0.06% del apoyo ciudadano, cuando se necesita 2% para que se ordene su realización. El INE explica que, con fecha de corte del 7 de octubre, se tenían 91 millones 200 mil ciudadanos en el padrón electoral y, por lo tanto, el 2% corresponde a 1 millón 825 mil que tendrían que haber apoyado esa iniciativa. La petición de consulta de Polevnsky únicamente logró 55 mil 930 apoyos válidos. Pero lo peor es que, reproduciendo las mismas mañas del antiguo régimen, Polevnsky presentó firmas de fallecidos para promover la consulta sobre el juicio a expresidentes. Nomás 194 muertos en su enclenque lista. ¿Las mismas mañas de siempre?, ¿y el viraje histórico de la 4T, para cuándo?

3.   Orgullo compartido. Gran noticia para los chiapanecos. La trayectoria académica y aportación científica para el tratamiento de aguas residuales de Carlos Alonzo Avendaño Meza, docente del Instituto de Investigación e Innovación en Energías Renovables de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), fue reconocida con el premio al Mérito Juvenil en Investigación. Este reconocimiento tiene como objetivo estimular la investigación científica básica y aplicada, el desarrollo tecnológico y la innovación de calidad orientada al desarrollo de Chiapas y del país. El rector de la Unicach, José Rodolfo Calvo Fonseca, expresó su agradecimiento al gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón Cadenas, por incentivar la generación de conocimiento e innovación tecnológica. El apoyo a la ciencia, tan demandado, tiene garantía en el sureste del país. Rutilio Escandón responde, y sin aspavientos…

4.   ¿Quién miente? Pemex respondió a la denuncia de legisladores panistas, quienes acusaron de nepotismo a Octavio Romero Oropeza, director general de la empresa. Pemex calificó el acto como una “campaña de difamación” y afirmó que quince de los funcionarios mencionados como “El Clan Oropeza” se incorporaron antes de que Romero Oropeza llegara a Pemex. La empresa negó que bajo la administración de Romero se haya contratado a algún pariente o que se destinen recursos públicos para propaganda o publicidad más allá de las campañas institucionales. Legisladores del PAN, entre ellos Marcela Torres Peimbert y Juan Carlos Romero Hicks, solicitaron una investigación. Las falsas declaraciones también son un delito. No lo olviden, panistas.

5.   Con todo. En comparecencia ante la Comisión de Turismo del Senado, Miguel Torruco, secretario de Turismo, se refirió, a través de un video, sobre la situación de la pandemia covid-19 en el mundo y en México, lo que provocó la caída de economías mundiales, el aumento de la brecha de desigualdad, el desempleo, el distanciamiento, el temor del contagio colectivo, entre otros factores. Es decir, la tragedia generalizada. El impacto de la pandemia se vio reflejado en muchos aspectos de la vida económica, sanitaria, ambiental, cultural y en el ámbito turístico implicó la cancelación de viajes. En este sector, al primer semestre del año, las cifras reflejaron cuantiosos daños. La pandemia también nos enseñó a actuar en consecuencia. ¿Puede con el paquete de relanzar al turismo mexicano, señor Torruco?

PEPE GRILLO (LA CRÓNICA)

** Con el pie izquierdo

El dilema a lo largo del fin de semana fue si el presidente López Obrador debería saludar la victoria de Joe Bien en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, o no hacerlo.

Decidió no hacerlo. Optó por esperar. Asume así el costo político de lo que comienza a ser un gesto hostil con el próximo presidente de los Estados Unidos.

En la fraseología usada para justificar su decisión el presidente mexicano deslizó la posibilidad de un fraude como el que, según el tabasqueño, sufrió en carne propia en el 2006.

El equipo de Biden tomó nota. Reconstruir esa relación, que arranca con el pie izquierdo, será una cuesta arriba para la diplomacia mexicana.

Queda por dilucidar por qué López Obrador quiere cargar con el fardo de haberse formado en la ventanilla de un personaje como Trump, que va rumbo al basurero de la historia.

** Una de orangutanes

Mientras en Palacio dudan, el diputado Porfirio Muñoz Ledo se fue con todo en contra de Donald Trump.

En una declaración que ahonda la separación entre el legislador y el Ejecutivo y explica por qué Muñoz Ledo se quedó en San Lázaro y Mario Delgado fue a Morena, Porfirio dijo que con la derrota de Trump terminó «el diálogo entre orangutanes»

Así describió las relaciones caciquiles, caprichosas, infecundas entre jefes de Estado en la era Trump.

Para Porfirio reconocer el triunfo de Trump, cosa que no ha hecho López Obrador, es abolir el régimen de complicidades y abre la posibilidad de una relación de respeto entre México y Estados Unidos.

** Treguas en Tabasco

La presencia del presidente López Obrador en Tabasco logró atemperar el disgusto del gobierno local en contra de la CFE y Conagua, a quienes acusan de las tremendas inundaciones que padece la entidad.

No es que hayan hecho las paces ni nada por el estilo, sino que se registró una tregua que se romperá hoy mismo porque la gente en muchas localidades sigue bajo el agua y el gobernador Adán Augusto López ya señaló a los responsables, comenzando por Manuel Bartlett.

La gente tiene, literalmente, el agua al cuello y claro que exigen ayuda, explicaciones y quiere se exponga a los responsables.

La naturaleza quiso que la primera prueba para la era post Fonden fuera con los paisanos del presidente. ¿Cómo se van a aplicar y a supervisar los recursos? ¿Quién rendirá cuentas? ¿A quién se culpará si se retrasan?

Como las instituciones han fallado, los tabasqueños piden que la naturaleza no les falle y que la lluvia les conceda una tregua.

** Claudia regresa

La buena noticia del fin de semana fue que la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, dio negativo en su prueba Covid-19 y vuelve este lunes a las actividades presenciales.

El acecho del virus no cesa. Es un riesgo constante para la ciudad que tiene que avanzar en un terreno minado: cuidar la salud pública sin seguir afectar más las actividades económicas.

Que nadie se equivoque. Que la ciudad esté en semáforo naranja con alerta supone que está más cerca del rojo que del amarillo.

Por lo tanto, hay que hacer un esfuerzo extra. Muchos capitalinos lo han hecho, pero otros bajaron la guardia, como se demostró en el callejón de las Vizcaínas, y eso se traduce en aumento de contagios y hospitalizaciones

La CDMX requiere que todos los tripulantes del puente de mando estén en sus puestos en plenitud de facultades.

SACAPUNTAS (EL HERALDO DE MÉXICO)

** Pasan la estafeta al INE

En manos del INE quedará determinar si Pío López Obrador cometió o no alguna irregularidad. La UIF, de Santiago Nieto, informó que ya concluyó la investigación financiera y hoy entrega al máximo órgano electoral la información para que éste, a su vez, determine si hay o no responsabilidad o lo que sea conducente con el hermano del Presidente.

** Ruta 2021, en Heraldo TV

A tambor batiente inició ayer la emisión del programa Ruta 2021, que conduce Alejandro Cacho, en Heraldo TV. Se estrenó con una entrevista al presidente del INE, Lorenzo Córdova, y otros invitados, como la analista María Amparo Casar. Además, dio un panorama sobre las tendencias en los 15 estados que renuevan gubernatura. ¡Enhorabuena!

** Semana larga

En San Lázaro, esta semana será complicada, ya que es el límite para aprobar el Presupuesto 2021.

Por cierto, la Secretaría de Hacienda, de Arturo Herrera, contempló en su proyecto de Egresos, desde septiembre pasado, los 33 mil millones de pesos del Fondo de Salud para el Bienestar que tanto lío ha causado entre Morena y la oposición.

** Comparecencia

Contagiados por la fiebre de las elecciones en EU, los senadores llamaron a cuentas a la secretaria de Economía, Graciela Márquez, para que vuelva a detallar los avances del T-MEC. Esta es la cuarta vez que la funcionaria acude ante los legisladores, porque no terminan de entender los recovecos del acuerdo.

Aunque esta vez será de manera virtual.

** De visita en Bolivia

En su calidad de presidente de la Cepal, Alejandro Moreno Cárdenas, dirigente del PRI, acudió a Bolivia para testificar la toma de posesión del nuevo mandatario de aquel país andino, Luis Arce. Aunque no fue el único político mexicano que estuvo por allá.

Coincidió con el recién electo presidente de Morena, Mario Delgado.

SALVADOR GARCÍA SOTO / SERPIENTES Y ESCALERAS (EL UNIVERSAL)

No felicitar a Biden, la decisión personal del presidente

A contracorriente de lo que le recomendaron con insistencia, tanto el canciller Marcelo Ebrard, como la embajadora Martha Bárcena -que a pesar de sus conocidas diferencias coincidieron en que el presidente López Obrador debía salir a reconocer el triunfo del candidato demócrata Joe Biden y felicitarlo a nombre del gobierno de México- el mandatario mexicano decidió no escuchar las recomendaciones de los encargados de la política exterior y de la relación con Estados Unidos y optó por decir que esperará «a que se resuelvan todos los asuntos legales» en la elección presidencial de Estados Unidos.

La posición que tomó el presidente mexicano, a partir de un desconocimiento total del sistema electoral estadounidense, causó sorpresa no sólo fuera de México sino entre sus propios colaboradores que desde muy temprano, por la mañana, le habían explicado la necesidad y la importancia de que se pronunciara en reconocimiento del triunfo de Biden, como ya lo habían hecho la mayoría de los líderes del mundo, empezando por el otro miembro del T-MEC, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, quien fue el primero de los Jefes de Estado en felicitar públicamente al candidato demócrata a través de su cuenta de Twitter.

En tanto el presidente mexicano vacilaba, desde todo el mundo, incluido Nicolás Maduro en Venezuela y el resto de Latinoamérica con excepción de Brasil, seguían fluyendo los reconocimientos y los mensajes de felicitación: Alberto Fernández, de Argentina; Iván Duque, de Colombia; Sebastián Piñera, de Chile; Martín Vizcarra, de Perú, lo hacían el mismo sábado mientras que el domingo se sumaba al reconocimiento el presidente de Cuba Miguel Díaz-Canel.

Desde Tabasco, a las 6 de la tarde, López Obrador dio su mensaje: «Quiero esperar a que termine el proceso electoral, nosotros padecimos mucho de las cargadas, de cuando nos robaron una de las veces la Presidencia y todavía no se terminaban de contar los votos y ya algunos gobiernos extranjeros estaban reconociendo a los que se declararon ganadores».

En el razonamiento de López Obrador para no reconocer aún el triunfo de Joe Biden está la idea del mandatario de que el sistema electoral de Estados Unidos es similar al de México, algo totalmente equivocado. Si bien Donald Trump se niega a reconocer aún su derrota y amenaza con llegar a la Suprema Corte y con todo y que los colegios electorales pueden tardar meses en dar sus resultados finales, la realidad es que el conteo de los votos hecho por cada estado le da a Joe Biden y a Kamala Harris una ventaja irreversible de 290 votos. Son los estados de la Unión Americana los que allá definen la elección y no hay, como acá, una autoridad central electoral que vaya a resolver nada.

No hay ninguna razón política o diplomática por la que nuestro país y su gobierno deban alargar un reconocimiento que ya hicieron la mayoría de los países y que tarde o temprano tendrá que hacer la administración de López Obrador, pero entre más se tarde el mandatario mexicano más podría complicar su relación con la próxima administración Biden.

Lo más delicado de la posición que asumió México, es que el presidente ni siquiera escuchó lo que le decían sus asesores en política exterior y en la relación con Estados Unidos que le recomendaron en todo momento salir a reconocer el triunfo de Biden. No entender que la «Era Trump» ya terminó y que nuestro país tiene que empezar a construir su nueva relación para la «Era Biden» puede ser muy costoso no solo para el gobierno de López Obrador sino para todos los mexicanos.

CARLOS LORET DE MOLA / HISTORIAS DE REPORTERO (EL UNIVERSAL)

Con Trump, AMLO sigue el ejemplo de Videgaray y Peña Nieto

En el verano de 2016, Donald Trump no tenía ninguna posibilidad de convertirse en presidente de Estados Unidos. Tenía de rival a la experimentada política Hillary Clinton, a quien el presidente en funciones, Barack Obama, había calificado como la persona que mejor estaba preparada para llegar a la Casa Blanca en la historia de Estados Unidos. En cambio, Trump era esta combinación de patán y hazmerreír que había irrumpido en la escena política y había conquistado la candidatura del partido Republicano.

…hasta que Peña Nieto lo invitó a México, a lucirse en plan presidencial en la residencia de Los Pinos, en una reunión que tenía el aspecto de un encuentro bilateral entre dos mandatarios. Trump, pues, podía tomarse en serio. Peña Nieto fue públicamente vapuleado por ello: se humillaba y le daba trato de jefe de Estado a un impresentable que había escalado en la política a base de golpear y discriminar a los mexicanos. Lo hacía, además, en contra de las buenas prácticas de la diplomacia y a diferencia de los presidentes del resto del mundo.

En el equipo de Peña Nieto justificaron la decisión con el argumento de que México estaba comprando una especie de seguro por si Trump ganaba la elección. La mañana del día de la elección presidencial, los pronósticos estadísticos le daban a Hillary más de 80% de probabilidades de ganar. Pero ganó Trump. Y México cobró su seguro: Luis Videgaray, que había salido del gabinete de Peña por ser el organizador de la escandalosa invitación, regresó por todo lo alto como canciller, para manejar la relación bilateral gracias a su cercanía con el yerno Jared Kushner, y lograr la renegociación del TLC que estaba condenado a muerte.

Cuatro años después, Andrés Manuel López Obrador sigue el ejemplo de su antecesor. Frente a un Donald Trump derrotado al extremo de ser hazmerreír del planeta, exudando odio, portándose como un dictador bananero, con el estilo de patán con el que ejerció el poder, el presidente de México ha decidido apostar por él. Y a juzgar por sus palabras, está comprando un seguro por si en tribunales Donald Trump logra la victoria que no conquistó en las urnas.

En contra de las buenas prácticas diplomáticas y a diferencia de los presidentes del mundo, López Obrador no quiso felicitar a Joe Biden por su triunfo y dio toda legitimidad a la impugnación de Trump que, cada vez más solo, grita que le hicieron fraude. Declaró el mexicano: «no quiero felicitar a un candidato, quiero esperar a que termine el proceso electoral. Nosotros padecimos de las ‘cargadas’, todavía no se terminaban de contar los votos y ya algunos gobiernos extranjeros estaban reconociendo a los que se declararon ganadores».

No es la primera vez que López Obrador se compara con Trump. Tras ganar las elecciones de 2018, le escribió que «ambos sabemos cumplir lo que decimos y hemos enfrentado la adversidad con éxito. Conseguimos poner a nuestros votantes y ciudadanos al centro y desplazar al establishment o régimen predominante».

En este momento se ve casi imposible que Trump gane su impugnación en tribunales. Si la gana, López Obrador podrá cobrar su seguro. Pero donde suceda lo obvio, y Biden llegue a la Casa Blanca, el ridículo le puede salir caro: el presidente no sólo habrá hecho campaña a favor de Trump sino lo habrá alentado en su aventura de conflicto postelectoral.

RAYMUNDO RIVA PALACIO / ESTRICTAMENTE PERSONAL (EL FINANCIERO)

El trumpismo de López Obrador

Quién sí y quién no felicitó a Joe Biden por derrotar a Donald Trump en las elecciones presidenciales, se convirtió mundialmente en un juego de espejos entre quienes celebraron el triunfo del demócrata y quienes lo lamentaron, en una división que fue más allá de ideología -como subraya el saludo del presidente Nicolás Maduro al presidente electo-, y se volvió en un juego geoestratégico.

Los europeos, con quienes Trump se enfrentó, lo celebraron rápidamente, sin olvidar que el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, con quien peleó de manera regular, fue el primero en hacerlo. Los autócratas guardaron silencio. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, que jugó con Trump todo el tiempo, tardó 12 horas en reconocer la victoria de Biden, y el presidente Andrés Manuel López Obrador, entregado a él, en lugar de entender con el cálculo político del israelí la nueva realidad, salió con una gracejada.

«Vamos a esperar que se terminen de resolver todos los asuntos legales, no queremos ser imprudentes, no queremos actuar a la ligera y queremos ser respetuosos de la autodeterminación de los pueblos y respetuosos del derecho ajeno», dijo López Obrador. «Queremos esperar a que legalmente se resuelva el asunto de la elección en Estados Unidos». El Presidente cometió con esto un error fundamental: en Estados Unidos, a diferencia de México, no hay una autoridad electoral central que dé resultados definitivos. Los medios de comunicación no cantaron la victoria mediante encuestas de salida, sino a partir de la información del cómputo en cada estado.

La información era oficial, y las impugnaciones, por lo que se desprende, no serían suficientes para cambiar el rumbo de la elección. Los medios estadounidenses señalaban desde el sábado por la noche que en la Casa Blanca estaban analizando si había suficiente evidencia para poder ir a tribunales y revertir el resultado del voto, ante el riesgo de que Trump terminara como un perdedor ardido y liquidara el resto de su herencia política. Funcionarios mexicanos revelaron que López Obrador había sido informado en las vísperas que la elección iba a ser cerrada y que, en caso de perder, Trump no reconocería su derrota.

Es decir, su negativa a reconocer la victoria de Biden no fue elaborada el mismo sábado. Los diferentes escenarios sobre los resultados de la elección fueron planteados durante la semana en Palacio Nacional, y la razón por la cual se demoró tanto en darla a conocer, de acuerdo a la información proporcionada por los funcionarios, tendría que ver con el debate interno donde se partieron las opiniones de los principales asesores de López Obrador en política norteamericana.

Por un lado estaba el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, quien de acuerdo con lo que ha trascendido de Palacio Nacional, hizo fuertes alegatos a favor de que si ganaba Biden, el Presidente no debía felicitarlo hasta que terminaran todos los procesos judiciales. Por el otro lado se encontraban el coordinador de asesores de López Obrador, Lázaro Cárdenas, quien vivió una larga temporada en Washington y conoce la forma como funciona la política en ese país, y la embajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcena, que opinaban lo contrario. La discusión se prolongó hasta el sábado y perdieron Cárdenas y Bárcena, imponiéndose Ebrard.

López Obrador le hizo caso a quien menos entiende de política estadounidense, quien extrapoló incorrectamente la forma como opera el sistema electoral en esa nación, a México. Adicionalmente, el fraseo de la declaración fue desafortunado. La manera como se redactó sugiere que hubo irregularidades que podrían hacer de esta elección un proceso fraudulento, que es exactamente lo mismo que alega Trump, y que los líderes que felicitaron a Biden fueron imprudentes, oportunistas e irrespetaron los asuntos internos de Estados Unidos. Nadie en el mundo piensa así.

La declaración no sólo rompió un plato, sino toda la vajilla. En su error, Ebrard llevó al Presidente a cometer el suyo, y lo colocó en el lado de los autócratas del mundo. Sin imitar su retórica, López Obrador se puso en la trinchera del primer ministro derechista de Eslovenia, Janez Jansa, que dijo que estaba claro que Trump había ganado la elección. Su posición acompañó a la de los autócratas Vladimir Putin de Rusia, Xi Jingpin de China, Jair Bolsonaro de Brasil y Recep Tayyip Erdogan de Turquía, difícilmente las mejores compañías para quien se dice demócrata.

El trumpismo de López Obrador, alimentado por Ebrard, nubló la inteligencia. El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, dio una muestra de ella, y sin felicitar a Biden, reconoció su victoria y confió en tener una relación «constructiva» con él. Aliados de López Obrador en América Latina actuaron de manera clara, tendiendo puentes para lo que viene, como Alberto Fernández de Argentina, y Luis Lacalle de Uruguay.

No se necesitaba tener un sofisticado pensamiento estratégico; sólo sentido común. La cancillería no procesó correctamente la información que tenía sobre las elecciones, al decir por la posición trumpista de Ebrard en Palacio Nacional, ni realizó un análisis acertado de las consecuencias de que el principal socio comercial de Estados Unidos, optara de manera ignomiosa meterse en la trinchera de un presidente que está siendo criticado acremente en su país, incluso por republicanos prominentes, por desconocer el resultado de las elecciones que, de acuerdo con todos salvo los trumpistas, se desarrollaron correctamente y dentro de los parámetros de la legalidad.

Se desconoce si este error político-diplomático tendrá consecuencias. Se puede argumentar que en la relación bilateral no, aunque sufrirá cambios -de lo que se hablará en otra columna-, pero no se puede saber si personalmente habrá algún efecto. En todo caso, López Obrador dejó claro que su corazón y su cabeza está con Trump, un autócrata que dividió a su país, lo polarizó, lo enfrentó y lo sigue tratando de destruir. Esto no será fácil de digerir en Washington.

PASCAL BELTRÁN DEL RÍO / BITÁCORA DEL DIRECTOR (EXCÉLSIOR)

El desaire

El sábado, poco después de las 10:30 de la mañana tiempo del Centro de México, al oficializarse su triunfo en el conteo de los votos del estado de Pensilvania, el candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, sumó el número suficiente de delegados ante el colegio electoral para amarrar su triunfo en los comicios presidenciales de Estados Unidos.

De inmediato comenzaron a pronunciarse jefes de Estado y de gobierno por todos los rumbos del planeta, felicitando a Biden y a su compañera de fórmula, Kamala Harris, por su triunfo.

Uno de los primeros en hacerlo fue el primer ministro británico, Boris Johnson, quien tuiteó: “Felicitaciones a Joe Biden por su elección como Presidente de Estados Unidos y a Kamala Harris por este logro histórico”.

En las siguientes horas, vinieron decenas de mensajes semejantes. Del presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa; de la canciller alemana Angela Merkel, y la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern; del presidente de Argentina, Alberto Fernández, y el primer ministro de Japón, Yoshihide Suga; del presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau; del primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, y el de India, Narendra Modi…

Vaya, la noticia incluso hizo coincidir en sus parabienes a los dos venezolanos que se disputan el reconocimiento como presidente de ese país: Juan Guaidó y Nicolás Maduro.

Al final de ese día, era más fácil contar los países cuyos líderes no habían felicitado a Biden, porque eran sólo un puñado. Entre ellos, Rusia, Hungría, Eslovenia, Turquía, Brasil y… México.

A la 1:15 de la tarde del sábado, mientras se acumulaban los mensajes provenientes de todo el mundo, el canciller Marcelo Ebrard tuiteó: “Me consultan si el presidente López Obrador fijará la posición de México respecto a las elecciones en Estados Unidos en cuanto arribe a Villahermosa, ciudad a la que está volando para encabezar la respuesta a la emergencia por las inundaciones. Es correcto, así será en las próximas horas”.

Más temprano, el mandatario había publicado en redes sociales que suspendería su gira de fin de semana por Nayarit y Sinaloa para viajar a Tabasco.

Ya en ese estado, pasadas las 5 de la tarde, el Presidente habló sobre las elecciones en Estados Unidos. Dijo que su gobierno esperaría a que se resolvieran las impugnaciones a la votación para felicitar al ganador.

“No queremos ser imprudentes, no queremos actuar a la ligera y queremos ser respetuosos de la autodeterminación de los pueblos y del derecho ajeno”, afirmó. Luego, relató que, en su momento, él padeció la “cargada” de muchos mandatarios extranjeros a favor de Felipe Calderón antes de que se resolvieran las impugnaciones presentadas por su movimiento en aquella elección de 2006.

Con ello, el Ejecutivo dio el beneficio de la duda a los reclamos electorales de Donald Trump, quien lo ha llenado de elogios desde hace dos años. Por lo mismo, dio validez a la posibilidad de que el Partido Demócrata, que postuló a Biden, haya cometido un fraude electoral, como denuncia Trump. Asimismo, se alineó con gobiernos como los de Turquía, Hungría y Brasil, señalados de populistas y autoritarios. Y, de pasada, calificó de imprudentes a decenas de líderes mundiales que ya habían felicitado al virtual ganador.

De por sí la relación con el nuevo gobierno de Estados Unidos estaba destinada a ser complicada, pues, entre otras cosas, nada gustó al liderazgo demócrata que López Obrador no haya querido reunirse con la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, cuando visitó Washington —en julio pasado, su único viaje internacional hasta ahora—, pese a haber recibido una invitación, según me confirmó en ese tiempo el diputado texano Henry Cuellar en una entrevista.

Habrá que ver cómo toma este nuevo desaire el próximo inquilino de la Casa Blanca, cuyas posturas se diferencian de las de López Obrador en muchos temas, como el de la lucha contra el cambio climático.

Por lo pronto, Joaquín Castro, uno de los legisladores latinos demócratas más influyentes, tuiteó que el mensaje de López Obrador en Villahermosa había sido una “sorprendente falla diplomática”.

JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ / RAZONES (EXCÉLSIOR)

El gravísimo error de López Obrador

Si el discurso del Presidente en la visita a la Casa Blanca en agosto pasado lastimó la relación con los demócratas, el demorar el reconocimiento del triunfo de Biden lastimará aún más esa relación.

Es una de las decisiones más insólitas y perjudiciales que ha tomado el presidente López Obrador. Desde Tabasco, donde se sufren las inundaciones que golpean esa entidad todos los noviembres, sin que jamás se tomen medidas de fondo para evitarlas, el Presidente aseguró que no felicitaría “a un candidato o al otro” hasta que terminara el proceso electoral en Estados Unidos. Dijo que lo hacía “por prudencia” (sic).

Todos los mandatarios de la Unión Europea, los de casi toda América Latina, a excepción del otro populista, Jair Bolsonaro, de Brasil, han felicitado a Joe Biden por su triunfo en los comicios estadunidenses. No se trata de percepciones o de ideas de los medios: así lo han reconocido países y organizaciones, el propio Servicio Secreto que ya lo cuida como presidente electo, las agencias de seguridad que prohibieron desde la noche del viernes sobrevolar el espacio aéreo de Wilmington, la pequeña comunidad de Delaware donde vive Biden; las autoridades electorales y también los medios, incluyendo Fox News, llegaron a interrumpir los mensajes de Trump desde la Casa Blanca porque éste al hablar de que había ganado las elecciones y se había cometido un “monstruoso fraude” estaba mintiendo, y consideraron sus dichos, como Twitter y Facebook, simples fake news.

Haber ignorado todo eso es gravísimo y constituye un error diplomático monumental. Pero el Presidente agregó, para justificar esa decisión de no felicitar a Biden, algo mucho más grave. Dijo que “nosotros padecimos mucho de las cargadas, de cuando nos robaron, una de las veces, la elección presidencial y todavía no se terminaban de contar los votos”. En otras palabras, el presidente López Obrador es el único mandatario que le da crédito a Trump respecto a que sufrió un fraude electoral, equiparándolo con el que dice que sufrió él en 2006 (en realidad perdió por márgenes como los que vimos en siete u ocho estados de la Unión Americana este martes).

No entiende que Biden ha ganado a Trump en el voto popular, con una diferencia de cerca de cinco millones de votos, ni entiende tampoco que la elección la realiza un colegio electoral en el que Biden ha superado con amplitud los 270 delegados, aunque aún queden votos por contar. Hasta Nicolás Maduro, a quien Biden considera lisa y llanamente un tirano, ha felicitado al nuevo presidente electo. Pero como Trump no quiere aceptar su derrota, López Obrador acepta sus argumentos y no felicita a Biden. Es de locos.

No me puedo imaginar el nivel de compromiso que la actual administración había asumido con la candidatura de Trump. Se puede adivinar por estas acciones y por la reacción de muchos de sus seguidores más puros en las redes sociales, festinando el martes por la noche que había sido reelegido Donald Trump, como si fuera una victoria suya algo que, además, era falso.

Todo esto no sería más que un ridículo diplomático si no fuera porque es una pésima señal para el futuro de la relación. Si el discurso del Presidente en la visita a la Casa Blanca en agosto lastimó la relación con los demócratas porque fue evidentemente un acto de campaña a favor de Trump (que repetía el que había ocurrido cuatro años antes cuando el presidente Peña Nieto recibió a Trump en Los Pinos), el demorar con estas excusas el reconocimiento del triunfo de Biden lastimará aún más la relación.

Todo esto recuerda a septiembre del 2001, cuando horas después de los atentados del 11 de septiembre, el entonces presidente Fox no se comunicaba con su homólogo George W. Bush. La demora se debía a que el canciller Jorge Castañeda, como me imagino que ahora Marcelo Ebrard, le pedía al presidente Fox que brindara inmediatamente una solidaridad incondicional al país atacado, mientras que otros funcionarios, como el entonces secretario de Gobernación, Santiago Creel, le decían que esperara para tener más información sobre qué había ocurrido y ver qué acciones tomaba el presidente Bush antes de comprometerse. Lo cierto es que pasaron las horas y cuando Fox, a quien apenas una semana antes Bush había calificado como uno de sus principales aliados en el mundo, se comunicó, ya lo habían hecho casi todos los líderes mundiales. Ese hecho inició un distanciamiento en la relación entre Bush y Fox que se fue ahondando en el futuro.

Aquella demora tuvo costos altos, ésta los tendrá mayores, porque además se trata de explicar avalando un potencial fraude electoral que lo que busca es deslegitimar el próximo gobierno de Biden.

Entiendo que, en Palacio Nacional, donde hasta el miércoles en la mañana estaban seguros que Trump sería reelecto, deben reconsiderar muchas cosas en la relación bilateral y ver cómo encararán esta nueva etapa que no será fácil. Pero para eso tienen tiempo, Biden no asumirá hasta el 20 de enero próximo. Lo que tenían que hacer ahora, como lo han hecho los mandatarios de casi todo el mundo, es saludar al triunfador, expresarle sus buenos deseos y comenzar a trabajar de cara al futuro. Lo único que no había que hacer es seguir respaldando los alegatos fraudulentos de Trump.

JAVIER SOLÓRZANO ZINSER / QUEBRADERO (LA RAZÓN)

“La prudencia”

Donald Trump va a jalar la liga hasta donde le sea posible. No hay indicio alguno de que vaya a reconocer su virtual derrota.

Su negativa puede agudizar las divisiones internas pasando a segundo plano, seguramente es una de sus intenciones, el “gobernar para todos” de Joe Biden.

Hay que insistir en las singularidades del sistema electoral de EU. No tienen una especie de INE, el cual es el árbitro electoral a nivel nacional. Cada estado se rige bajo su propia dinámica, leyes y reglas.

La definición de las elecciones se da estado por estado. Es por ello que cuando se conoce el escrutinio total, se entiende que si bien pudiera haber algún tipo de irregularidades es en el marco local, a través de sus propias leyes, como se define.

El reconocimiento a Joe Biden como presidente electo tiene como fundamento el resultado estado por estado en el todo. Ésta es la razón por la cual un buen número de presidentes lo han reconocido como el futuro mandatario. Es de suponerse que quienes han reconocido a Biden lo han hecho con base en la información que han recibido de sus embajadas.

Las razones que planteó López Obrador para no reconocer, por ahora, a Biden tienen lógica en función de que una de las partes no reconoce el resultado. Viéndose seguramente en el espejo de lo que ha vivido y de manera poco ortodoxa y fuera de la lógica, optó por una singular “prudencia”, la cual en otros casos no se ha manifestado.

El desplante ha llamado la atención, porque no es tanto que se tenga que sumar a una especie de “cargada”, lo que pasa es que no termina por ser un buen argumento extrapolar las cosas a lo que vivió en 2006 por la sencilla razón de que son procesos que no tienen comparación alguna; cada país tiene sus reglas y queda claro que éstas se parecen poco o nada.

Como fuere, de manera inevitable el Presidente ha provocado un conjunto de especulaciones que por más que hayan salido sus defensores internos, la decisión que tomó no cayó nada bien entre los demócratas, como ya se vio entre algunos de ellos.

No dudamos que al final estos lances pasen a segundo plano, pero el hecho, a lo que hay que sumar la visita a Washington, ha metido un ruido evitable en la futura relación con los demócratas.

Entendiendo que López Obrador no se quiere meter en dificultades, particularmente con Trump, no se puede pasar por alto que la relación que ha establecido con su homólogo es en muchas áreas cuestionable. Soslayar el tema del muro, los migrantes y la infinidad de expresiones agresivas y discriminatorias sobre los mexicanos no ha tenido respuesta alguna desde Palacio Nacional.

Insistimos que es entendible que se haya querido tener una relación marcada por equilibrios y entendimientos, pero en función de lo que ha pasado en estos años, no hay muchos elementos y razones para hablar de manera tan insistente sobre el “respeto que ha tenido” el republicano hacia el país.

Conociendo el talante de López Obrador presumimos que en más de alguna ocasión no le quedó de otra que quedarse callado. No hay manera de olvidar las muchas expresiones que tuvo contra el empresario-presidente en sus tiempos de opositor, incluso como presidente electo, hasta hizo un libro sobre ello.

Teniendo México y EU una relación profundamente dependiente e intensa, suele suceder que hagan lo que hagan los políticos el trato bilateral se mantiene de manera consistente y sobre todo cercano.

El tiempo dirá si López Obrador hizo bien en apelar a la “prudencia”, lo que salió sobrando por más que sea una página negra electoral en México fue lo del 2006. Dice que no olvida, pero que no es rencoroso, dejémoslo en los terrenos de la definición que hace de él mismo.

RESQUICIOS

La cancelación de algunas cadenas de televisión privada de EU de la transmisión del discurso de Trump fue un hecho cuestionable, bien pudieron después del acto leerle la cartilla. Imagínese cuántas transmisiones podrían ser canceladas por circunstancias de esta naturaleza.

SERGIO SARMIENTO / JAQUE MATE (REFORMA)

Sin felicitación

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador se apresuró a felicitar a Luis Arce, el candidato de Evo Morales y del Movimiento al Socialismo (MAS), tras la elección de Bolivia del 18 de octubre. Si bien solo se habían contado oficialmente 18 por ciento de los votos, y Arce se encontraba todavía en segundo lugar, el canciller mexicano Marcelo Ebrard recurrió a Twitter poco después de que se difundieron las encuestas de salida: «Las más sinceras felicitaciones de México al pueblo boliviano por la extraordinaria jornada democrática en la que fue electo Luis Alberto Arce, entrañable compañero y amigo de nuestro país… ¡¡¡Bravo por el Estado Plurinacional de Bolivia y su pueblo!!!».

El presidente López Obrador también ofreció sus felicitaciones antes de que terminara el conteo oficial: «Felicitamos a Luis Alberto Arce Catacora quien triunfó ayer en las elecciones presidenciales de Bolivia. Celebramos que un grave conflicto se resolvió por i la vía pacífica y democrática. Saludo organizaciones sociales, pueblos originarios, a Evo, al MAS y al pueblo boliviano».

No hemos visto esa misma celeridad en el triunfo de Joe Biden, el candidato demócrata a la Presidencia de Estados Unidos que se definió este 7 de noviembre. En lugar de felicitar al ganador, el canciller mexicano señaló que «el presidente López Obrador fijará la posición de México respecto a las elecciones en EU en cuanto arribe a Villahermosa». Ya en la capital de Tabasco, el Presidente declaró: «Vamos nosotros a esperar a que se terminen todos los asuntos legales. No queremos ser imprudentes… Queremos ser respetuosos de la autodeterminación de los pueblos y respetuosos del derecho ajenó… Nosotros padecimos mucho de las cargadas, de cuando nos robaron, una de las veces, la Presidencia, y todavía no se terminaban de contar los votos y ya algunos gobiernos extranjeros estaban reconociendo a los que se declararon ganadores».

De esta forma, López Obrador evitó unirse a los gobernantes democráticos que felicitaron a Biden, como Justin Trudeau de Canadá o Angela Merkel de Alemania, y se colocó en la lista de los autoritarios o populistas, como Vladimir Putin de Rusia y Jair Bolsonaro de Brasil, que se resistieron a hacerlo.

López Obrador apostó en esta campaña a Donald Trump. Si bien en su libro Oye Trump de 2017 consideró que «el empeño de estigmatizar a los mexicanos en una forma similar a la que Hitler estigmatizó a los judíos es legal, moral y políticamente inadmisible», este sábado agradeció a Trump que «no ha sido injerencista». López Obrador visitó a Trump en Washington ya en tiempos de campaña, para darle un respaldo político con la comunidad mexicano-estadounidense, y le permitió utilizar imágenes de esa visita en su propaganda.

El propio Trump ha asumido una posición que recuerda la de López Obrador en las campañas electorales que perdió. Se ha negado a reconocer su derrota, ha afirmado ser víctima de un fraude y ha empezado acciones legales para tratar de revertir el resultado electoral. Quizá por eso Andrés Manuel se ha negado a felicitar a Biden, mientras que los grupos lopezobradoristas han asumido la defensa de Trump en redes sociales. No deja de ser curioso, si recordamos lo critico que fue López Obrador con Trump y sus políticas antes de llegar a la Presidencia de México.

** Congreso

Biden tratará de revertir varias políticas de Trump en materia migratoria y ambiental, pero no le será fácil. Hasta el momento parece que el Senado permanecerá en manos de los republicanos mientras que en la Cámara de Representantes los demócratas tendrán una mayoría disminuida.

Otras lecturas:

www.milenio.com/opinion/diego-fernandez-de-cevallos/sin-rodeos/mexico-ante-el-imperio

www.vanguardia.com.mx/articulo/historias-de-aparecidos

www.letraslibres.com/espana-mexico/politica/la-fractura-la-globalizacion-hacia-el-mundo-marco-polo

www.lrb.co.uk/the-paper/v42/n20/wang-xiuying/china-after-covid

www.theatlantic.com/ideas/archive/2020/11/republicans-are-waiting-trump-acknowledge-reality/617043/

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